Crean protocolos para comportarse de manera “socialmente adecuada” en los entornos virtuales
La URV desarrolla el proyecto de investigación "CO-UTILITY", financiado con 640.000 euros por la Templeton World Charity Foundation
El grupo de investigación CRISES y la Cátedra UNESCO de privacidad y seguridad de datos de la URV desarrollarán durante tres años el proyecto "CO-UTILITY" que tiene como objetivo rediseñar las reglas que regulan las transacciones de todo tipo que se hacen en la sociedad de la información, para asegurar que se cumplan a pesar de no haber un marco legal común en todo el mundo. En concreto, se pretende garantizar la seguridad, la privacidad y la funcionalidad de las transacciones. Se trata de un proyecto de investigación financiado con 640.000 euros por la Templeton World Charity Foundation.
Actuar para obtener ganancias individuales, asegurando un beneficio común en las transacciones de la sociedad de la información es posible. El proyecto de investigación "CO-UTILITY", liderado por el catedrático Josep Domingo-Ferrer, desarrollará protocolos -llamados coútiles- de forma que, seguirlos fielmente, será la mejor opción para cualquier individuo. Además, cuando un usuario ejecute correctamente la transacción, beneficiará a otro y se beneficiará él mismo. En concreto, se busca mayor seguridad, privacidad y funcionalidad de las transacciones en Internet. Es decir, como explotar el egoísmo del individuo para inducirlo a favorecer otro (win-win).
¿Y todo esto cómo se lleva a cabo, a la práctica? El ordenador (o el teléfono móvil) que representa cada individuo en una transacción por Internet siempre se comporta racionalmente, es decir, en caso de tener varias opciones, elige la que sale más a cuenta al individuo. A partir de aquí, lo que hace falta son protocolos que fijen las acciones a llevar a cabo, de forma que el que salga más a cuenta no sea aquello que sólo le va bien a un mismo, sino aquello que va bien a uno y a alguien más. Los resultados del proyecto se aplicarán en casos como los siguientes:
- Busca por palabra clave en el anonimato. Si un usuario quiere hacer una consulta -por ejemplo a través de Google- y quiere mantener privado su perfil de intereses, puede pedir a otro que haga la consulta en su nombre. Así, el usuario que hace la consulta "despista" el buscador sobre su interés real. Al mismo tiempo, el usuario que le ayuda también despista el buscador, puesto que envía una consulta que no corresponde a sus intereses reales. Este es un ejemplo de transacción coútil, en la cual ayudar es bueno para uno y para el otro. Para hacer realidad este mecanismo, se tienen que poner en marcha protocolos P2P, que permiten el intercambio de información por la red sin que haga falta un servidor central que redistribuya los datos.
- Olvido digital. Una manera de conseguir que un contenido (fotos, etc.) en la red sea olvidado es marcarlo con una fecha de caducidad, más allá de la cual el contenido no puede ser exhibido. Para asegurar que la fecha será respetada, conviene que, cuando un individuo recibe una copia del contenido, la copia quede marcada con la identidad del receptor. En este caso, cuando una persona pasa una copia del contenido a otra, los dos tienen interés que el contenido quede marcado con la identidad del otro, porque si no lo hacen así, uno y otro podrían ser acusados de la exhibición del contenido que uno de los dos haga más allá de la fecha de caducidad. En este caso hay coutilidad (interés común) en que cada copia del contenido sea única, cosa que favorece la trazabilidad necesaria para garantizar que se respetará el olvido digital.
- Redes vehiculares. Se espera que la comunicación vehículo-a-vehículo esté disponible en los automóviles fabricados en un futuro próximo para proporcionar información, a tiempo real, de las condiciones de la carretera. Por un lado, hay un requisito de privacidad: un vehículo tendría que emitir información sin perder el anonimato (para evitar que se sepa la situación del conductor). Al mismo tiempo, hay un requisito de seguridad: habría que evitar que los vehículos abusen del anonimato para emitir mensajes falsos sobre las condiciones del tráfico. Se trata de ser socialmente responsable contribuyendo con información sobre el estado del tráfico, sin renunciar a la libertad de circular anónimamente. La mejor opción es ayudar los otros coches a mantener el anonimato puesto que, si no es así, los vehículos no tendrán interés en ofrecer información sobre el tráfico. Los investigadores diseñarán protocolos coútiles de comunicación vehicular.
El proyecto pretende que los resultados obtenidos en entornos informáticos se trasladen al mundo no virtual. Se organizará un congreso multidisciplinario para explorar las aplicaciones de la coutilidad en economía, medio ambiente, sanidad y relaciones sociales. "Se pretende que, a la larga, más gente se dedique a la coutilidad y que una virtud inducida con protocolos coútiles acontezca virtud genuina", explica Josep Domingo-Ferrer, investigador principal.
La investigación está financiada en 640.000 euros y durará de tres años a partir de septiembre. El equipo contratará nuevos investigadores para llevar a cabo su plan de trabajo.
Una fundación que financia la investigación "abierta y libre de perjuicios"
El inversor y filántropo Sir John Templeton (1912-2008) creó varias fundaciones, entre las cuales John Templeton Foundation y la Templeton World Charity Foundation, la segunda de las cuales financia el proyecto "CO-UTILITY". El objetivo es impulsar la investigación relacionada con las "grandes cuestiones de la vida", que incluyen las leyes de la naturaleza y del universo, la preservación de la libertad individual y de empresa, y el funcionamiento armónico de la sociedad. Las fundaciones Templeton financian proyectos de investigación de alto nivel científico a través de concursos internacionales en los cuales toman parte equipos de investigación de las principales universidades del mundo. La intención es apoyar a una investigación "abierta y libre de perjuicios" para contribuir al progreso de la humanidad a través de descubrimientos relevantes.
El profesor Josep Domingo-Ferrer, que encabeza el proyecto, es catedrático de la Universitat Rovira i Virgili e investigador ICREA-Academia.