Universitat Rovira i Virgili

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Aperitivos de ciencia

Esta consumición valía un bitcóin



Jordi Andreu Corbaton
Investigador del Departamento de Gestión de Empresas
jordi.andreuc(ELIMINAR)@urv.cat

La volatilidad de las criptomonedas es extrema y seguro que, en estos momentos, el bitcóin vale la mitad, el doble o diez veces menos de que lo que valía el día que preparamos este posavasos y el texto que estás leyendo.

Concebida en 2008 por una entidad o persona conocida bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, todavía no sabemos quién la ideó realmente, lo que ayuda a incrementar, al menos, la leyenda.

La idea del bitcóin es simple: crear una moneda (en este caso digital), no controlada por ninguna entidad (sin banco central), que se genere de forma similar a cómo se «genera» (mina) el oro, para solucionar los problemas de las monedas actuales (como el dólar o el euro).

Podemos pensar que los primeros buscadores de oro -debe hacer miles de años- encontraban este material fácilmente, porque se escondía a pocos metros bajo tierra y en grandes cantidades en todo el mundo. A medida que las minas se fueron extendiendo, cada vez era más difícil localizarlo, ya que era necesario cavar mucho y dedicarle más recursos y energía. Por último, podemos entender que la cantidad de oro que hay en el mundo es finita y que, una vez seamos capaces de extraerlo todo, ya no podremos encontrar (minar) más. Esta es, más o menos, la filosofía del bitcóin, eso sí, con una complejidad matemática e informática estremecedora.

Siguiendo con la analogía en el caso del bitcóin:

  • Las diversas minas de oro que existen en el mundo se trasladan al concepto de nodos, redes entre iguales (peer to peer) y software libre.
  • La verificación de la calidad del oro se traslada a una verificación y custodia criptográfica (encriptada o cifrada).
  • La eliminación del riesgo de falsificación se traslada al sistema de cadena de blogs o blockchain.
  • La dificultad creciente para extraer el oro se simula minando bitcóin a través de cálculos matemáticos que se van haciendo cada vez más complejos y que presentan mayor necesidad de gasto energético.
  • Al igual que el oro, la cantidad total del bitcóin es finita desde la concepción. Por el contrario, las monedas actuales se pueden generar de forma tan sencilla como que las autoridades correspondientes impriman billetes.

La primera operación de compra pagada con esta moneda se remonta a 2010, cuando se pagaron dos pizzas con 10.000 bitcoines. De esa operación, claramente de «frikis», se ha pasado a una criptomoneda que, en diciembre del 2024, rondaba los 100.000 dólares y que ya es reconocida por los inversores como un activo de inversión de referencia. El bitcóin fue el inicio de un mundo nuevo, el de las criptomonedas que, en el momento de escribir este artículo, superan ya las 20.000. Algunas que quizás has oído mencionar son: Ethereum, Litecoin, Cardano, Polkadot, Bitcoin Cash o Stellar.

La falta de regulación del sector y la complejidad para entender cómo funcionan las criptomonedas, unidas a la altísima especulación y su volatilidad, las hacen un activo peligroso como producto de inversión, que es el uso que la gran mayoría de particulares están haciendo de las monedas digitales. Pase lo que pase, la tecnología asociada a la cadena de blogs (blockchain) y los criptovalores (tokens) ha venido para quedarse y revolucionará la forma en que entendemos el mundo.

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