Universitat Rovira i Virgili

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Aperitivos de ciencia

¿Has comido alguna vez caracoles con cuchara?



Pere Navarro Gómez
Investigador del Departamento de Filología Catalana
pere.navarro(ELIMINAR)@urv.cat

¿Has comido alguna vez caracoles con una cuchara? Esta puede parecer una pregunta que nos induzca a pensar que quien la formula se ha bebido el entendimiento. Seguro que quien lea este código QR no ha comido nunca caracoles con este cubierto, pero en época romana se comían en Tarragona y en todo el Imperio.

Parece que los caracoles ya formaban parte de la dieta de los primeros humanos, tal y como puede intuirse por los fósiles de gasterópodos que se han encontrado en cavernas prehistóricas. Los romanos, a su vez, fueron grandes consumidores de caracoles, incluso idearon los primeros recintos para criarlos. Gay Plinio Segundo (Plinio el Viejo), escritor, científico, naturalista y militar romano, autor de los Libri Naturalis Historiae, explica que los caracoles se podían consumir asados y regados con vino.

Se sabe también que la explotación de marisco y, en particular, de ostras había sido una actividad económica fundamental en la antigua Roma. Así queda demostrado en numerosas excavaciones donde se han encontrado caparazones de mejillones, caracoles de mar, coquinas, conchas y ostras. La cultura del consumo de caracoles y de marisco por lo general ha pervivido hasta nuestros días, pero lo que no ha pervivido es comerlos con cuchara.

Está documentado que ya desde la edad de piedra el ser humano comía con cuchara. Las cucharas de los antiguos romanos podían ser de madera, de cuerno o de metal y recibían el nombre patrimonial de «ligula» o «lingula». Solo el rumano ha mantenido esta palabra con el mismo significado latino: en rumano, «cuchara» se llama lingură. El resto de lenguas románicas no han mantenido la palabra original latina, el étimo latino.

Como ya se ha dicho, en la antigua Roma era un placer comer marisco, esto provocó que surgiera la necesidad, a partir del siglo I d.C., de modificar la cuchara con un acabado en pincho para poder extraer mejor la carne del marisco y del caracol, llamado «cochlea» en latín. De esta manera, en la antigua Roma se utilizaron dos tipos de cucharas: una mayor, llamada «ligula» o «lingula», y una más pequeña llamada «lingula coclhearia», es decir «cuchara caracolera».

Como el nombre era demasiado largo, el sustantivo «lingula» desapareció, el adjetivo «cochlearia» se sustantivizó y pasó a designar la cuchara puntiaguda utilizada para comer caracoles y marisco. La mayoría de lenguas románicas utilizan una palabra derivada de «cochlearia» o «cochleariu» para designar la «cuchara». Así puede comprobarse en el listado del final.

En las lenguas retorománicas -romanx, ladín y furlán-, a partir del siglo V, como consecuencia de la influencia que los vasos ejercieron en los Alpes, en el norte de la península itálica se introdujo la palabra SKEIǷO, latinizada con la forma «scetone»; este es el étimo de las palabras tschadun (romanx), sciadon (ladino del Valle de Fassa), sedón (furlán).

En sardo, el uso de la variante patrimonial cogarzu (que ha acabado significando «cuchara de los pastores») ha sido desplazado al centro y al sur de la isla por cuchara, préstamo del catalán; y al norte por cucciarì, préstamo del español cucharín < cuchara.

Latín

COCHLEARIU/A

galegoportugués

colher

asturiano

cuyar

español

cuchara

aragonés

cullara

catalán

cullera

occitano

culhièr

francés

cuillère

valón

cwî

arpitano

culyére

piamontés

cuciar

romance

tschadun

ladín

cazuel, sciadon

furlan

sedon

sardo

cogarzu

corso

cuchjara

italiano

cucchiaio

napolitano

cucchiaro/a

rumano

lingură

Latín

LINGULA

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